domingo, 15 de marzo de 2009

Isbel Gonzalez (Guayos, 1976)


Isbel González González
(Guayos, Sancti Spíritus, 1976)


Poeta, narrador y ensayista.

Graduado de Ingeniería Industrial por la Universidad Central de Las Villas (2000). Es miembro de la AHS y graduado del IX curso de técnicas narrativas Onelio Jorge Cardoso. Trabaja actualmente como diseñador de la Editorial Luminaria de la provincia Sancti Spíritus.

Tiene publicados los libros de poesía:
  • Los güijes del arco iris, Premio Pinos Nuevos en Poesía para niños y jóvenes, Gente Nueva, 2008.
  • La insoportable liviandad del ser o manual para cazar un homo sapiens, Ediciones Luminaria, 2008.
Además, fue ganador del Premio Cazatintas, 2006 (Asociación Hermanos Saíz, de jóvenes creadores, Sancti Spíritus).

Poemas de su autoría se muestran en las antologías Viajando al sur, Reina del mar editores, 2006; Frente al mar, revista Azahar, España, 2006; y Los dioses secretos, Editorial Benchomo, España, 2008.

( Dirección de Correo Electrónico: eluminaria@hero.cult.cu ).

del libro La insoportable liviandad del ser o manual para cazar un homo sapiens, 2008
YO ODISEO CONFIESO MI SINO CON LAS MANOS MANCHADAS POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS

Nadie espera por nosotros. Penélope nunca me conoció, no teje apenas. Los barcos se han deshecho. Yo, Odiseo, me entrego a Circe, a la visitación de los demonios. Somos las criaturas de un mundo apenas discernible. Qué de jaurías contra los ciervos del placer. Henos aquí, hijos de Dios, huérfanos y hambrientos, con una mano en el pecho (no en su invocación, sino abrazados a sus arterias) y otra en la médula, censando los instintos.

¡Silencio! Repiten los cánticos de Sodoma.
¿Oicnelis? Me responde la conciencia, mi sospechosa conciencia que se empeña en desandar los argumentos. Y qué si partieron los Aquiles, ya cansados de morir de nimiedades, si son apenas criaturas del olvido, muertos que viven en otros muertos.

Somos la misma especie de hace siglos. La que murió sin fuego bajo las garras del tigre. La de Hiroshima. La que algún día llegará a las estrellas, si sobrevive a los tigres que la asechan todavía. Aún necesitamos amuletos e invocamos a los dioses y al olvido.

Esta Odisea muere en el simple acto de pensarse, en una esencia diferente.
www . odisea ... y estamos otra vez frente al ordenador, frente al cielo de Babilonia o la cámara de Auschwitz y me convenzo una vez más que somos las criaturas de siempre, nosotros, los homo sapiens sapiens.

Quizá fui yo quien lanzó la primera piedra. Permítanme recogerla ahora que nadie me ve, hoy que la soberbia está dormida. Carguemos de una vez con nuestras piedras, aquellas que lanzamos también contra la conciencia. Antes que un muro nos aleje de Ítaca para siempre.


FRAGMENTO QUE YA NO SOY

II

a mi hijo Marcos Antonio

.....................................................Por las mañanas mi pequeñuelo
........................................................me despertaba con un gran beso.
..................................................................................[José Martí]

La soledad no tiene heraldos celadores. No tiene himnos, medallas, epitafios. La soledad es profusa como nuestras miserias. Se multiplica como los panes y los peces, como las sombras que invocamos sobre el fuego. Salió de las cavernas y nos halló esperándola, encendió un cigarrillo y brindó a nuestra suerte.

La soledad es única y diversa. Nos tiende encrucijadas. Se ríe de nuestra soberbia mientras, irónica, reza un padre nuestro (porque, como se sabe, ella duda de dios).

La soledad te muerde los talones, te escupe, te besa como Judas, te zumba al oído cuando duermes, te aborda en una esquina, te desarma. La soledad ya no se oculta, no es taimada: se exhibe en las vidrieras, se deja sobornar, se postula, escribe poemas de suicidas, locos, pervertidos; nos publica.

La soledad es una puta que se acuesta en nuestras ganas, pero nunca nos deja poseerla. La soledad viaja en limosina o se arrastra. Nunca se entrega.

La soledad es un perro taciturno.
La soledad es un mendigo sediento en nuestra sangre.
La soledad nos convierte en solitarios.
La soledad se nutre de tu ausencia.
La soledad, querido hijo,
........................................................no nos entiende todavía.


DE CUCHILLOS, MONEDAS Y ESTANDARTES

Cuchillos son el aullido de la muerte que rapta la pared el fondo de la sombra de tu miedo mientras caminas y no sabes o lo sabes y no confiesas que lo sabes dónde van tus pasos si contra el muro de la ciudad ese monstruo insaciable y mezquino hacia los ladrillos del viejo puente hacia el abismo la flor desnuda y cruel hacia cualquier lugar donde las putas con sus cuadernos bajo el brazo ya no parecen ser para el placer o para el amor o para el miedo o el silencio donde los senos de la mujer del prójimo se marchitan o se pudren cada día o una fría columna con su tarja a los héroes que también se pudren como las tetas tristes de la mujer del prójimo donde quisieras apoyar tu cabeza para ahuyentar los demonios la inocencia de los demonios el cansancio de los demonios la resignación de los demonios la verdad que desconocen los demonios tan pobres ángeles los demonios los demonios propios los ajenos o romper tu cabeza como epitafio sobre la tarja de los héroes.

Monedas son los rostros de los héroes de las putas de los chóferes de ambulancias los abogados los ahogados los exhumados los profetas los estadistas los monaguillos los que piden limosnas los jefes de sector la que te roba media libra en el mercado la que succiona un pene flácido y gana un premio el que se deja mamar y otorga un premio pero no tiene orgasmos el que pinta carteles en la acera el que borra los carteles el que inventa un discurso el que nunca miente el que miente siempre y duerme a piernas sueltas el que muerde a un perro o es mordido el que es en si un perro y no lo sabe o ya lo sabe el encargado de la cotización el disidente el que perdió su hijo en el mar en la montaña la que vomita y se limpia con el reverso de la mano la que te besa y vomita o vomita y te besa la que tiene el blúmer roto y todos codician el que murió de causas nobles que a nadie interesaron el que vivió de SIDA el que reventó sus vísceras el que bebió hasta el tedio el que calló de un balcón mientras miraba los senos aburridos de la mujer del prójimo.

Estandartes son las palabras del bufón los gritos del condenado cuando escupe la cara del bufón cuando pide clemencia cuando se arrastra y besa la mano del verdugo el llanto del recién nacido es estandarte el niño que fue muerto a martillazos que enterraron en el patio el loco que se burla de nosotros que se burla de si mismo que lanza una moneda y no cuestiona cara o cruz estandarte el silencio del que escucha la que sabe dónde queda el clítoris y se avergüenza el que hizo la guerra por orgullo o inseguridad el que traza en el mapa las fronteras la que siempre orina discretamente el que nunca ha creído en los partidos el que lleva su cruz y no protesta el que ha criado cuervos pero es ciego el que baja la calle ineludible el que esconde un cuchillo entre la gente.


del cuaderno inédito Dimensiones paralelas
LOS GLADIOLOS

..............................................................a Dariel, amigo

La tarde era serena y pálida como un niño//
Dentro de su severo ámbito una mujer regaba los gladiolos/ arrullándolos en su cansada mejilla de polen//

Rutilaba el asfalto sofocado bajo el sol//
La claridad hacía vibrar la copa de los árboles/ filtrándose en el iris/ implacable//

La mujer acariciaba los delicados pétalos//-/ contra el rostro encarnado/ absorbiendo la fría humedad bajo la piel//

Alguien pasa/ saluda//
Ella responde con su gesto desinhibido//
Le regala un gladiolo/ se ilumina//

Él se detiene (sólo un instante)//
Nada dice/ nada//
Sus labios apenas sonríen/ correctos//
Mira hacia el suelo/ se despide//

Ella lo ve marcharse/ presiona un tallo tierno//
La sombra de la noche se posa en sus pupilas//
.

del cuaderno inédito Ecodum
MATRIUSKAS

En la sustancia vegetal del tiempo, donde la raíz filamentosa tiende sus arterias, existimos. Savia somos, pulpa bajo la fina membrana del Cosmos. Plánctones en algún hervor aglomerado, en cierto cuenco diminuto y reciente. Bandean los polos en la extraña conspiración de la energía. Pendulamos bajo la mano antojadiza de algún dios.
Quién pudiera alzarse sobre el visillo de lo humano, descubrir ciertas rendijas, quebrar los límites. Aunque solo fuese para tantear otra verdad borrosa y limitada, y acrecentar este miedo de concebir al Universo como una matriuska infinita.

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