sábado, 30 de mayo de 2009

Ihosvany Hernandez (La Habana, 1974)


Ihosvany Hernández González
(La Habana, 1974)
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Poeta y narrador.

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Por casi una década escribió programas dramáticos y de orientación para la radio.

Premios reconocimientos y algunas publicaciones:

  • 2005: Segundo Premio, de la categoría cuento, en el evento Tendiendo Puentes convocado por la Universidad de Toronto (Canadá), por el relato: “Salón Sahara”.
  • 2006: su cuento "Salón Sahara" es publicado en la antología The political participation of Latin Americans in Canada (Jorge Ginieniewcicz & Daniel Schugurensky, editores. OISE/UT, 2006).
  • 2006: Finalista del Premio Internacional de Poesía Desiderio Macías Silva (México), por el poemario: “Días despavoridos como ciervos”.
  • 2008: Finalista del Premio Jiménez Campaña (categoría del premio internacional Artífice de relato corto y poesía, Granada, España) por el poemario: “Un sitio para este otoño”.
  • 2008: Premio de Reseña Literaria, Azafrán y Cinabrio ediciones (México), por el trabajo: “Boitel: entre la noche y la palabra” (sobre el poemario No llames en la noche, del poeta cubano Luis Manuel Pérez-Boitel).
Ha colaborado para varias revistas digitales como “Decir del Agua”, “Remolinos”, “Letralia”, y “La zorra y el cuervo”; entre otras.

Desde el 2004 reside en la ciudad de Montreal, Canadá.

( Direcciones de correo electrónico:
ihoshernandez@gmail.com - ihosvany74@hotmail.com )



CRONOLOGÍA DE UN INSTANTE

escapas
pensando en los ojos que lavan tu sueño
orfebre dándole a la tarde
un bocado de palabras cayendo hacia el eco de Orfeo
tierra húmeda donde penetra tu mano y escapa la noche
y se adormece el cielo que dibuja tu cuarto
sobre la cerveza terminada
cronología exacta de mi mejor ambición.


PRETEXTO DEL ANIMAL

llevo años sin pensar,
sólo te dibujo en mi absorto aislamiento
avizorando
la necesidad de otra mano cuando
todo depende ciertamente de ti
y desconoces
del rito que nos unirá
al trazar la curva insolente que tu cuerpo
impone en cada estancia
como un aullido ahogándose en mis ojos,
como un perfecto estado donde aunar la lírica
a esa voz que me turba hasta la mudez
razones inequívocas que dicen / ilusamente
profetizar los siglos por venir
el pan que tendremos para salvarnos
antes que otra religión
instaure un anónimo ídolo semejante al nuestro,
idéntico a ti,
pretexto que exploro por el vórtice de estos años
sin diálogo
salvándome en la rutina del dibujo
..............................................................del enmascaramiento
.......................................................................del juego de vestir otra piel
como si fuéramos animal sin caza /
caza sin acechador.


VAMOS DEJANDO

Vamos dejando una casa con su sol
y ese paisaje de helechos cercenando el azul.
Atrás queda el viento
que alguna vez
trajo el olor a marino
mientras nos liamos al día con el azaroso recuerdo:
asumir el error de haber acariciado el pérfido labio,
la desazón de convidar al amigo
que no volvió por esos poemas consagrados al olvido.
Ya no tendremos el mantel de crudo lienzo
blanqueado a insistencia de la abuela
después de los almuerzos de domingo. Días
en que logró reunir un segmento familiar bajo los naranjos
donde amaron las tías al varón que nunca les perteneció;
años en que cargábamos con la escasez del recíproco amor
y llorábamos ingenuamente por la muerte de Federico
..............................................[García Lorca
y nos confundimos de itinerario creyendo que la petulancia
tiene resortes para viajar
seducidos por el reflejo de un cuerpo evocado en alguna
...................................[elegía.
Vamos dejando la ciudad sin un Sena para suicidios ni
.......................................................[faraónicas piedras
pero que resplandece con su Cristo en la bahía y su
.......................................[Capitolio
donde en aquella oficina
la amiga hizo eco de su legible manuscrito.
Dejamos la casa con su arsenal de arcilla y río,
con sus libros agolpados en un rincón de lo que fue
..................................................[nuestro dominio
con las fotos en donde vimos el final de nuestra virginidad
junto al desconocido que sonríe
inclinado a ver
este pasaje al cierzo.


TODA BELLEZA ES UN CIRUELO

Toda belleza es un ciruelo a merced del tiempo,
mito ante lo ignoto,
agua inmersa mientras la lluvia cae
sobre ese vientre contenido en un verso de Catulo,
manuscrito a salvo en el país palpitante
de esa habitación
donde se exhibe el cuerpo deleznable del amor,
cárcel donde la luz
pone en evidencia la perfección de alguna axila
y los días se hacen de esa rúbrica añorada,
el abrazo del amigo ido hacia esas riberas del mundo.

La vida urge de espuma,
efervescencia de rostros aunándose en las breñas de la noche.
La paz está en la reconciliación,
hijos de Adán y Zeus,
naturales de Ítaca y Alejandría,
nervudos dioses
en ese esplendor avizorado por mi nostalgia
cuando en ombligos y bocas
voy izando estos pecados
sabiendo que toda belleza
es un ciruelo a merced del olvido.


DONDE INTENTO DECIR (A NADIE CULPO DE ESTOS DÍAS)

vencido por la lluvia, el pan que no satisface
intento ser redimido por el vino o el violín.
bufones en mi pecho pululan,
dicen perecer de tanto adiós.
se aprestan a sofocar el tedio e incapaces de abandonarnos
repetimos aquella ceremonia hasta la insensatez
mientras el musgo
tardándose en su imperio
va explayándose y nos sepulta el mayo de afianzarse
con la misma fidelidad que manipulamos el lirio.

a nadie culpo,
sólo baño de sal estas palabras
excelsa solución encomendada esa tarde en el hogar:
vendernos a la luz de los prostíbulos.
el cerco fue de esperar. a nadie culpo
por permitir esta violación al trámite impuesto.
los puentes van mutilándose en el paisaje y nadie responde.

hemos caído en la delación
ante los ojos de aquel por quien juntamos
la malicia de adorar todo ídolo.
mentiras que nos enseñan desde adolescentes
para sorbernos la cólera.
así nos deleitamos en la jungla sin conocer del cierzo
o del simple catecismo que temieron enseñarme
a nadie culpo. mi época también fue sagrada
aunque extraviamos cientos de rituales viéndolos ejecutar
en aquella penumbra donde mi abuela cedía candiles.
digo que antaño fuimos extrañamente mejores
en ese sitio lúgubre donde crecimos
dispuestos a enhebrar toda miseria.
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