martes, 22 de enero de 2008

Agustin Labrada (Holguin, 1964)


Dimas Agustín Labrada Aguilera
(Holguín, 28.08.1964)
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Poeta y periodista.
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Estudió la licenciatura en educación (con especialidad en literatura y español) en el Instituto Superior Pedagógico “Enrique José Varona”, de La Habana, y un diplomado de literatura impartido por la Sociedad General de Escritores de México. Coordina el Premio Internacional de Poesía “Nicolás Guillén”, dirige la Revista Río Hondo, y realiza el Programa Radiofónico Una puerta al mar.

Es autor de los poemarios: La soledad se hizo relámpago (1987), Viajero del asombro (1991) y La vasta lejanía (2000); las plaquettes de versos: Como un ajedrez sin nombre (1990), Poemas (1991) y Endurecida libertad (1994); de las antologías de poesía cubana: Cuatro muchachas violadas por los ángeles (1989), y Jugando a juegos prohibidos (1992); así como los libros de periodismo cultural Palabra de la frontera (1995), Más se perdió en la guerra (2000) y Un paseo por el Paraíso (2006).

Poemas suyos figuran en más de 30 antologías publicadas en Argentina, Brasil, Chile, Cuba, Estados Unidos, España, Francia, México, Perú, Uruguay y Venezuela; en publicaciones varias del mundo (algunos en inglés, italiano y francés); y en los discos Un lugar para la poesía, Los ángeles también cantan, y Guerra y literatura del siglo XX.

Ha recibido premios periodísticos y literarios, y ha ofrecido lecturas de su obra poética en espacios de Cuba, México, Bulgaria, Nicaragua, España y Francia.

Reside en México desde 1992.
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( Direcciones de correo electrónico: agustinlabrada@hotmail.com - asere40@prodigy.net.mx )
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del libro La soledad se hizo relámpago, 1987
¿NO OYES EL VIOLÍN?

......................................................¿oye alguien mi canción?
.........................................................[José Lezama Lima]

Tengo miedo
mis manos son demasiado pequeñas
y no alcanzan la ventana que da al cielo.
Mi madre pasa y vuelve a pasar y no me ve
hay una telaraña entre sus ojos y los míos.
Ella quiere que la casa se pueble de otros ecos
cuentos alegres
a la sombra feliz de la ignorancia
.....................................................................y no me ve
.....................................................................y no me ve
......................................................................y no me ve.

¿No oyes el violín?
¿No oyes el violín?
Estos son mis buenos vecinos
jueces absurdos como el crimen
que ignoré en mis juegos
......................................................................y en mis bailes ruidosos.
Esos adultos
dueños de una ética alucinante y antigua
pretenden rodearnos de fronteras
y no ven las luces violentas de mi tiempo.

¿No oyes el violín?
¿No oyes el violín?
Casi todo nos falta
la pobreza es un perro triste
no adornes con cal lo humilde que somos
diles que mi padre
nos dejó en la estación de la sequía
que crezco como puedo
y me enamoro de las estudiantes.
A él dile que no quiero sus monedas
ya aprendimos a sacar pan como los magos.

¿No oyes el violín?
¿No oyes el violín?
Nunca me dijeron: la ciudad
engaña tan bien como una puta fina
................................un adolescente se pierde
y puede ser devorado por los lobos
.......................................hay decadentes
matan con su apetito la alegría
escriben tu suerte
sin que respires
sin que digas nada
hasta ahogarte con sus propios derrumbes.

¿No oyes el violín?
¿No oyes el violín?
Qué difícil hallar
el llano transparente de la humanidad.


HACIA EL BLANCO PAIS DE LAS PALOMAS

...............................................................................a Mirna

Aquí donde no estás
voy dejando de ser adolescente
de inventar danzas
y anaranjados zeppelines
con la furia de las primeras playas.
......................................................................(Aquí ya no me asusta
.......................................................ni el ladrido
....................................................................................más feroz
........................................................del prójimo.)
Aquella vez
yo traía los amaneceres de una fábrica
sus ruidos de metal y de esperanza
y bailamos
en la tibia azotea
bajo un licor de desbordadas ciruelas...
......................................................................(He prometido olvidar
...................................................................los rumbos difíciles
...............................................................por donde cruza
..........................................................................el hombre con sus días
.............................................................................para abrir nuevos países
......................................................................y la memoria no sea
...................................................................................una polvorienta encrucijada.)
Aquí donde no estás
los gorriones se refugian
entre las tejas de la iglesia
tras los mismos atardeceres
en que te pienso
-invisible por tanta lejanía-
mirándome con el susto del ciervo.
.....................................................................................................(Nadie debe juzgar nuestro destino
........................................................................................................entre risas que envejecen a oscuras
......................................................................................nadie podrá mancharnos
.......................................................................................con sus miserias ocultas.)
Aquí donde no estás
los ladrillos comienzan a crecer
altos y enrojecidos como llamaradas
sobre la cima de abril y sus naranjos.
Aquí será la vida
un idioma cercano a la transparencia
tu piel como una almendra
y el duende de la infancia
vendrá a colorearnos el paisaje
las calles
que a veces
eran:
un signo abismal para el viajero.
Entonces
ante esa claridad
puede venir un niño por la hierba
y lanzar su pelota
eternamente azul
hacia el blanco país de las palomas...


QUERÍAMOS UN REFUGIO UNA HOGUERA

Queríamos un refugio una hoguera
el atardecer
................................................habitado de colibríes
y la tranquilidad de los manantiales.

Queríamos el maíz y los cerezos.

Pronunciamos el idioma del sol
en la época
..............................soñada
.....................................................del vino.
Del abismo regresó la abuela
y tibios panes
alegraron la fiesta de la mesa.

Pero el rancho visitado por los demonios
...................................................................................se incendió
las avispas
huyeron del verano
dejándonos el susto de las bestias...

Perdimos los frutos
el sendero que nos conducía al pozo
el escondite de las garzas...

Nadie impidió
la furia del diluvio
y no hubo barcas
.........................................ni delfines.
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del libro Viajero del asombro, 1991
SECRETO DEL VENADO

Las sabanas que octubre ya amarilla
son el secreto canto del venado,
que amanece en un rayo tan dorado
con el oro cernido entre la arcilla
de un arroyo sin fondo y sin orilla,
donde nunca se aviva el tenue invierno.
El venado dibuja bajo un cuerno
la tristeza que fluye a su pupila
sobre el pasto que el miedo ha vuelto lila
y escapa indiferente hacia lo eterno.


NOCHE DEL AHORCADO

Francois Villón, en invierno
beberemos un mal vino,
brindaré por tu destino
a las puertas del Infierno.
En tu Olimpo no hay gobierno
y es sagrado ser ladrón.
Amigo Francois Villón,
qué noche la del ahorcado,
la del diablo enamorado
bajo esta amarga canción.


NOVIEMBRE VUELA EN TU VOZ

Noviembre vuela en tu voz
-diez relojes son testigos-
arden antiguos amigos
en el sueño más feroz.

El diablo esgrime su hoz
cortando el anochecer.

Con noviembre van a arder
tu corazón y mi espada,
toda la paz destrozada,
esta angustia de perder.
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del libro La vasta lejanía, 2000
TERCER POEMA DEL VIAJE

En casa esperaron las noticias del viaje.
Mis cartas eran un falso testimonio
cuando dejé escaparse el aguacero,
sin retener sus gotas en los párpados.
Entre duda y acción: toda la agonía,
y en ella he tejido los fragmentos
que una vez alegraron nuestro estar en el mundo.

Este año es el Apocalipsis
y la pesa declina hacia el punto más negro.
Una culpa tan magna nos ha empañado el viaje,
las cosas más queridas son formas desterradas
y espanta esa sirena,
próxima a una estación que no es la gloria.

En mi ausencia de casa, qué ha pasado,
a quién se han de rendir las alabanzas.
Nadie me reconoce,
ni me creerían
si dijera la fecha en que partí.
Me avergüenza volver como un extraño
y confirmar que la esperanza
es tan sólo sumar la tradición proscrita.

Después del horizonte no hay otra dinastía,
lo nombrado en sus lindes aún perdura
tras la remota pesadumbre con que arriba el olvido.
Nadie va a perdonar que fui a morir
y en el lado más negro descubrí las dos almas.
No he entendido a los hombres,
mi honor es conocer cuanto sufre el desnudo,
viajar ha sido un sueño y en el sueño no existo.


NO VINE DE LA GUERRA

No vine de la guerra,
nadie lloró por mí al conjurar los actos
del aciago linaje con que se van los héroes.
No me hice a los océanos
ni volví con un farol a hipnotizar las aves.
Eso no importa.
Toqué la rueca que me concedió el tiempo,
pude hilar sus luces y sus sombras,
sin aprender las claves de la inmortalidad.
Eso tampoco importa.
Hoy no es fácil discernir
en el tapiz donde convergen todas las ceremonias
y no se puede precisar si alguna muchedumbre
sellará sobre el caos la justicia.
¿Qué vamos a decirles
a quienes tocan altares que jamás existieron,
qué vamos decirles de las grandes hogueras
si no hemos conocido aún su lumbre?
Qué no daría yo por otro reino,
zurcir los precipicios que me ignoran,
recorrer las praderas sin flechas a la espalda
ni misteriosos límites que recorten mis pies.
Qué no daría yo por otra lluvia,
cuyo laurel no sea una elegía,
aunque se borre el puente
y sienta que la antigua leyenda nunca llegará.


ANTES VEÍA LOS ASTROS

Detrás de nuestros vidrios todos acertamos
la doble faz de las épocas.
Pienso en el destierro dentro del mismo anillo,
la reconciliación que siempre nos visita
cuando ya hemos soterrado la confianza.

Antes veía los astros en las caras vecinas
y aquello que nombré alegría
era una tela que no logró velar su gran miedo.
También yo tuve miedo a la costumbre,
sólo pulsé mi audacia
y murmuré en blanco y negro imágenes de lo perdido.

Jamás aprenderemos que perder
es regresar en la neblina a los orígenes.

Ya arriesgué lo más puro,
no festejo los remordimientos,
no quiero traicionarme frente a tanto infinito,
quizá sea el extranjero que no encuentra su casa.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es Agustín Labrada uno de los poetas más sobrios y profundos de la Generación de los Ochenta en Cuba. Sus poemas dicen, conmueven y no se olvidan.

Anónimo dijo...

Me gusta esa poesía que estremece y contiene música, que es atemporal y universalizante. Gracias por poder leerla y disfrutarla. Saludos, Mariela.