domingo, 6 de enero de 2008

Damaris Calderon (La Habana, 1967)


Damaris Calderón Campos
(La Habana, 1967)

Poeta, ensayista, narradora y editora.


.
Aunque nació en La Habana (ciudad que también ama), sigue latiendo en y por Jagüey Grande, Matanzas, donde se abonan sus raíces y depositó sus primeros años. Es graduada en Letras por la Universidad de La Habana. Obtuvo los Premios El joven poeta e Ismaelillo por su libro de poemas "Se adivina un país", y en 1999 recibe el Premio de Poesía de la Revista de Libros del diario El Mercurio, por su libro "Sílabas. Ecce Homo".

Ha publicado, entre otros, los poemarios:
  • Con el terror del equilibrista (1987).
  • Duras aguas del trópico (1992).
  • Guijarros (1994).
  • Duro de roer (1999).
  • Sílabas. Ecce Homo (2001).
  • Parloteo de Sombra (2005).
  • El arte de aprender a despedirse (2007).
  • La extranjera (2007).
  • El remoto país imposible (2010).
  • El Infierno otra vez (antología personal, 2011).

Desde 1995 reside en Chile, donde se desempeña como editora.

( Dirección de correo electrónico: damacald@hotmail.com )



del libro Sílabas. Ecce Homo

CIUDAD

Transeúntes apenas
caminan
corren
con la ilusión
(golpeándose unos a otros)
de llegar
(no importa donde)
uncidos
como una yugada.


INFIERNO

(I)
Perdí
toda
esperanza.

(II)
La mujer
que maneja
el tren del subte
con una yerba alucinante
(sin respuesta)
no puede
salirse de la vía
o
estrellarse
(sin respuesta)
Sólo
un cambio
de línea
hacia
otra
nueva
oscuridad.


DISTANCIAS

La lejanía
es un estado del alma
(no puedo
recordar tu cara)
Inmoviliza los objetos
-los sujetos-
los dora
de una bondad
que nunca tuvieron.
La lejanía es cruel
deja entrever
y ciega.

¿No reconoces a tu madre
de un animal de tiro?


MI CABEZA ESTÁ EN OTRA PARTE

Literalmente:
fuera del camino.
Como el herido
convaleciente que
no puede ser
llevado en hombros.

Monsieur Guillotind
inventó una máquina
para separar
la cabeza del cuerpo.

(La cabeza cortada
contempla las cosas tal como son,
el Presente puro, sin ningún significado,
sin arriba no abajo,
sin simetría, sin figuras.
Sin desesperación.)

Rápida y eficaz
como el racionalismo.


SÍLABAS. ECCE HOMO

Hablar del pájaro parlante
parlanchín posado en una rama
cantando (como dina Juan Luis Martínez)
en pajarístico. Y el hombre es una lápida
un cuarto oscuro, una silla vacía
y una lámpara.
El que se aproxima a la lámpara
puede encontrar una salida (o la ilusión de una salida).
¿Hay salida posible hacia afuera
o toda salida es hacia dentro,
hacia el reino de la raíz?
Hundirse como Virginia Woolf
con los bolsillos llenos de piedras en el río.
He ahí la verdadera ganancia.
Lo que no alcanzan los nadadores de superficie.

El optimismo es una bandera a media asta
pero ostentada con júbilo.
Un consuelo o un autoconsuelo:
"Yo me levanté de mi cadáver y fui en busca de mí misma".

Como el cirujano corta,
las sílabas se parten.
Carne de la escisión,
escisión de la carne.

Un pájaro vino con la cabeza vendada
una esquirla de la tercera guerra mundial
Apollinaire cantando en una jaula
los tetradragmas de oro de Ezra Pound.

Como la liebre en el soto,
la palabra en el lenguaje.
La angustia salta el perímetro
y echa a correr por las azoteas.



del libro Parloteo de Sombra

LA MASCARA JAPONESA

Yo, Ito Toshitsugo
saqué mi cabeza de un agujero durante la noche
para comerme el cristal de un establecimiento comercial
en la Venecia japonesa.
Atraído por los cebos lumínicos
y los tubos de plástico.
Dos meses
como una anguila
ante el pabellón dorado del bazar
permanecí extático.
Largo y delgado
estilizado por el hambre
una anguila de agua dulce
en el gran puerto marítimo.
Sesenta millones de personas
pasaron por mi lado
no me vieron.
Sesenta millones
ocupadas en las compras navideñas
cegadas por la luz artificial
por las ramas (falsas)
del árbol donde recosté mi cuerpo.
Yo, Ito Toshitsugo
me convertí en el cadáver de un hombre de sesenta años
sin domicilio conocido
en uno de los barrios más populosos de Osaka.
Que alguien toque para mí la flauta de hierro.


GERARD GERICAULT

La balsa de la Medusa

He apostado a caballos
como he apostado a mi genealogía
jinetes que compiten
corren
hacia una línea que no se discierne
el Derby de Epson
la Capilla Sixtina
la cabeza loca de esa mujer
Caravaggio
Un monstruo que serà una balsa
que serà un manojo de larvas de hombres
Multiplico el horror en un autorretrato
-soy ese cuerpo que nunca acaba de caer-
La bestia eterna frente a la bestia efímera.


SANTIAGO HUMBERSTONE

Yo, Humberstone,
hijo de un modesto empleado de correos
y nieto del Director de la Banda de Guardias Escoceses,
llegué a aquí a hacer la América.
Yo, un oscuro químico
lustrado ahora por la sal,
inventé esa ficción: el pampino:
cruce de animal soñador necesitado con nativas de la zona.
Inventé el futuro, el futurismo, Marinetti.
Me cagué en le Corbusier,
la Torre Eiffel,
esa ciudad amanerada:
París.
Aprendí palabras ásperas:
caliche, charqui, camanchaca
(yo que jugaba delicadamente al tenis,
yo, cuya vida era un campo de golf),
copié y apliqué el sistema Shanks
(que nadie conocía por aquí).
Tuve mano férrea,
tuve mano de obra
(barata).
Comencé por conquistar Agua Santa
y ahora me pudro en las Aguas del Tiempo.
Yo, que me horroricé
cuando escuché que estos indios llamaban chanchos
a las relucientes máquinas metálicas, trituradoras,
porque les recordaban el ruido de los puercos al comer.
Establecí un Orden,
una jerarquía en el Caos:
de un lado los ingleses y administradores,
del otro, los hombres y las bestias.
Yo , que puse un toque de delicadeza,
de civilización en estos páramos:
Al espejismo de los oasis de Pica y Matilla
opuse una piscina (metálica),
construí una plaza (pública),
una iglesia,
el tendido eléctrico,
un orfeón para que estos bárbaros
escucharan música
–ópera-
no el rumor sempiterno, monótono
de las arenas.
Yo, me la creí completa
y se la hice creer a medio mundo:
“El salitre chileno el mejor del orbe”:
nitrato de sodio: la pólvora más eficaz
para las guerras intestinas y extranjeras.
(Así de cosmopolita):
“El salitre chileno entra a Francia,
a Suecia,
llega a la antigua Hélade”
(hasta que los alemanes inventen el sintético
en la Segunda Guerra Mundial).
Yo, que me convertí en Santiago,
Santiago Humberstone,
tuve en mis manos el Oro,
el Oro Blanco,
el Monopolio.
Que me hice viejo, me hice venerable,
Padre
-del salitre-.
(La Compañía me obsequió una medalla de oro,
el Rey de Inglaterra me confirió
la Orden Oficial del Imperio Británico).
Yo, James T.,
cuyo nombre desaparece
bajo la formidable leyenda y las casas huachas,
extiendo mis raíces dieciséis metros bajo tierra
y no encuentro agua.
El desierto y la muerte recobran su señorío.


.

otros poemas seleccionados

DOS GIRASOLES SOBRE EL ASFALTO

En el terminal de ferrocarriles
sentada con mi madre
dos girasoles sobre el asfalto.
Su mano borra todo sucio paisaje.
Nunca he comido sino de esa mano
nunca
sino de ese fruto macerado.
Me enseñabas un sendero
para que no me extraviara.
Y siempre regreso, pequeño afluente,
buscando un poco de sosiego
como se le da al enfermo
una cucharada de sopa
Y la cuchara hace frías,
metálicas promesas
hasta que la cabeza se queda
recostada contra el velador.
Una oruga cantándole a un gusano
-la canción de la morfina-
la cabeza roída por dentro,
el tallo esplendente conectado al tubo de oxígeno.
El mar, como un patrullero
pisándome los talones.
Thalassa thalassa
he intentado vivir siete veces.


ASTILLAS
.......................................a mi madre

Mueres de día. Sobrevives de noche.
Paisaje de guerra
de posguerra
paisaje después de la batalla.

Piedra sobre piedra donde sólo se escuchan, en la
(noche a los gatos,
a las parejas de amantes que no tienen dónde meterse,
chillando.
Basuras, hierbas ralas, trapos, condones
aristas de latas con sangre.

Cuando salgo a la calle
como otro artista anónimo del hambre
más de algú cuerpo ha roto la fingida simetría
con un salto mortal.

Yo me sentaba en tus rodillas.
No me daba vergüenza, Sulamita
tu cabello de oro de ceniza.

Extranjeros ridículos colgando
sobre árboles inexistentes.

Hace frío.

Las cortezas sangrantes del otoño aprietan como una mortaja.

Si me siento a la mesa
el vacío es demasiado inmenso para poder rasparlo
con una uña.


CIELO BOCA ABAJO

No,
el cielo no se tiende
como un paciente
anestesiado
sobre la mesa
El paciente
en su camilla
anestesiado de sí mismo
no mira al cielo
espera
el corte
el bisturí
que haga saltar al potro de su infancia
y las canciones natales que volverán
con las agujas hipodérmicas.


LOS OTROS

Sobre mí
crecerá
la yerba
que pisotearán
los caballos
de Atila.


EXHUMACIÓN COLECTIVA

El combustible
(o la falta de combustible)
hace que los muertos
en la muerte
vuelvan a tener una vida gremial
cuyo correlato heroico será
que sin la carreta rural
(ni la alegórica)
serán sacados de sus fosas
y quemados en una pira común
que intentarán descifrar otros bárbaros.


UN LUGAR DONDE PONER LOS PIES

He llegado con mis maletas en desorden
-no me espera nadie-.
Mis pies son dos extraños
los he arrastrado como perros.
Un paisaje sangriento
sostenido apenas por la escarcha.
Todo perdido.
Tengo treinta y cuatro despiadados años
manos para amputar lo necesario.
Todavía soy fuerte.
.
.
GENERACIONES

.............................................................................los que no se subieron a tiempo
............................................................en el tren de sus hijos

.................................................................................[ Gabriel García Márquez ]

Las viejas marionetas crujen.
Pero el polvo
no ha preservado el hilo
que quiso sostenerse sobre todo.
Ellas sobaron lentas constancias,
la procacidad del gesto que ofrecimos.
Ejercieron
su violencia de títeres.
Enmendaron la luz.
En un lazo de esperma
manaron herederos atados a la cuerda
palmoteando
la consabida danza de la especie.
Golpearon
sobre las puertas y nosotros,
desertores del carro de sus padres.


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