sábado, 30 de julio de 2011

Ariel Lopez (Cienfuegos, 1979)



Ariel (Gato) López Home
(Cienfuegos, 6.01.1979)

Poeta, narrador y músico.

Graduado de psicología por la Universidad Central de Las Villas, es miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) de jóvenes creadores.

Ha publicado los poemarios:
Hard Way, Ediciones Mecenas, 2003.
Harvester, Reina del Mar Editores, 2009.

Además, trabajos suyos aparecen publicados en antologías nacionales y extranjeras, así como en revistas nacionales.

Su obra ha sido distinguida con:
• Premio Reina del Mar Editores (poesía 1999 y 2008; Mención, cuento 2004).
• Premio Abel Santamaría (poesía 1999 y cuento 2000).
• Beca de creación El Girasol Sediento (cuento 2001).
• Mención Premio Fundación de la Ciudad Fernandina de Jagua (poesía 2000).
• Premio José de Jesús Rojo (poesía 2005).
• Finalista Premio Art Nalón, España (cuento 2007).
• Finalista Premio Literatura Comprimida, España (cuento 2008).

( Dirección de correo electrónico: anahm@jagua.cfg.sld.cu )



del libro “Hard Way”, 2003

A medio mar:
la libertad es una paloma callada,
una paloma transparente,
una paloma sin alas;
es algo lejanamente parecido a una paloma.


Me he dado cuenta,
amigos míos,
queridos muertos,
que este gran espacio de tierra
es un teatro abierto al castigo
con las preguntas silenciadas
por la crueldad de un telón rápido .


Pequeñas
huellas en el mar.
sí, no.
sino;
huellas en el mar
pequeñas.


del libro “Harvester”, 2009
HARVESTER

1
(Ensayos: método empírico)

—I—
Debo haber probado el agua.
A través del barro
aún recuerdo la manera silenciosa de su cristal;
saliva de Dios según creo.
Debo haberla visto lucir
las más curiosas formas crueles
tramando secretamente entre mis dedos;
todo en vano.
Debo haber probado la leche,
blanca,
pura,
viva y obscena,
de un espesor que recuerda
la vida lenta de las vacas;
todo en vano a través del barro.
Debo haber probado el semen,
parecido a ciertos libros de la infancia
o una niña que mira fijamente y nos agrede.
Sustancias todas en el barro original,
líquidos de la vida
que en mí levantan
un despertar siniestro de hongos:
el recuerdo
lamento y virtud,
hermosa imagen sentado sobre el vientre desnudo de una colegiala
en la amabilidad perdida de una isla
mientras acariciaba
las frutas caídas a la sombra de un árbol;
mis manos por la nobleza de la arcilla
accidentadas contra la tibia y alegre sangre,
dulce pecho de una colegiala.
Valga la memoria y la alquimia
de las más secretas sustancias
y las intenciones más acontecidas,
de una vez y por todas el sueño liberado a los espejos
la isla en su interior de miradas
el futuro
la patria eterna en las manos de los hombres.
Then, we take the knife
and the life,
so, we learn to harvest
at last...

—II—
La palabra también dio frutos;
¿cómo si no cosechamos la ignorancia?.

—III—
La vendimia,
santa palabra de la abundancia.
El alba rueda sobre los campos
como pequeñísimos niños alegres que se imponen
exorcizar el rocío bombardeado por la noche
sobre los nobles secretos de la hierba
y las desnudas espaldas juveniles.
We take the knife:
la vendimia comienza.
Al atardecer,
las madres llorarán la sangre de sus hijos cortados de la vida
como hermosas uvas en época
y así será
cada vez que el alba ruede sobre los campos
a barrer el rocío:
amargas lágrimas sobre la hierba rojiza y fértil.

—IV—
Si las arenas de la vida se agotaran,
hoy,
tras los témpanos largados de mis años
habré descubierto una de tantas preguntas inquietantes;
se por fin la meta de mi oficio y de mi ser:
la champaña.


2
(Metodología)

Nota # 1: Las uvas han de ser negras, pero su carne blanca, pues de esta manera el vino clarificará mejor que si utilizase las estériles uvas blancas.

La ciudad eterna
anterior a la roca perdurable.
Ciudad en la piel universal.
Cuando un Hombre camina por Roma o New York
la ciudad no esta en sus ojos
sino en su piel.
Los peces tienen el don
de vestir la piel con el mismo color de la carne,
será que no hay peces de ciudad.
He visto a estas criaturas virtuosas
y en paz las he dejado,
como a las nobles bestias que pueblan la tierra
pues sus ojos recuerdan
la delicada esterilidad de las uvas blancas.
He tomado al hombre
porque en su carne Dios confió la pureza,
mas no en su piel
donde la ciudad arrastra.
Uvas negras de masa blanca
ciudad contra ciudad
hombre contra hombre y sangre y barro.
we take the life
and the knife;
la champaña:
dulce manera de inventar la muerte.

Nota # 2: Coupage: mezclar muestras de cada barrica, este es el secreto de la bebida, la precisión implacable de su bouquet; luego, será necesario añadirle la ligereza del azúcar.

Un mar ausente,
inquieto, fúnebre y atardecido,
siempre ausente.
Allá en el fondo,
por las desoladas llanuras de nuestras venas
un cuchillo por el oxido de la sangre;
este es el azúcar, la belleza,
el disolver oculto que el amor arrastra:
el coupage
amor que resulta de la muerte,
un primer beso humedecido
por el rocío de la vid.
Así suele caer implacable
el azúcar de la belleza,
solo queda entonces un mar ausente :
el bouquet de los recuerdos juveniles.

Nota # 3: Remuage: sedimentación. La botella debe permanecer bocabajo. Degorgeage: El degüello. Es necesario descorchar la botella bocabajo para eliminar los sedimentos innobles.

Plumada,
como la nieve en las noches de Europa
cae al alma la virtud de la ignorancia.
Alguien camina armónicamente,
como suele hacerse en la melancolía nocturna.
Bajo sus pies la nieve cruje
igual a pequeñas cabecitas sin sentido aplastadas.
Este alguien se remuerde y se culpa
pero no lo sabe.
Solo basta nacer,
tener un nombre,
ser culpable;
la muerte es otra cosa:
bendición final de saber
que las respuestas estaban
tras la nieve lenta de los sueños menos recodados,
sino, ¿qué sentido darle a la memoria?

Yo soy el respiro y el fuego,
la nieve que excomulga a los culpables.
Cualquiera que camine armónicamente
puede caer de pecados libre,
caer con un crujir de cabecitas tontas en la nieve rojiza.
Degorgeage,
la champaña está casi lista;
la champaña:
por decir de aquella efervescente manera
de inventarnos la muerte.


3
(Análisis de los resultados)

Nota # 4: Anotaciones finales: Es indudable que el antiguo método (se produce y se diluye el gas dentro del vino) hace invertir ciertos procesos de orden biológico que lo hacen más estable.

Un ojo nocturno y enmohecido.
La ciudad como huestes dormidas,
secretas huestes de lo oscuro y lo recóndito.
La carne,
despetalada por los años
y la lluvia grosera sobre los monumentos.
Ah, sí,
al fin mi hogar se ha tendido,
la hierba ha cedido paso
a la intimidad penosa del concreto.
Hace mucho que las ciudades son el ojo y el origen,
ilusorias estructuras del hombre indefenso;
Dios tan solo desconoce
porque la ciudad encarna la inocencia
cuando es la traición pensada,
la traición a Dios ancestralmente concebida
en la mirada tierna,
como de animalillo invernal,
mirada exclusiva y carnal de los hombres.
Ah, sí,
Dios nada sabe,
al fin mi hogar se ha tendido.
Yo puse semilla
en aquel campo que entendí sagrado y fértil.
Uvas negras de masa blanca.

Bajo la piel
la sangre fermenta
como fermentan el amor y las memorias.
Todos los ojos se alzan
y ven directamente al ojo callado y trunco,
ojo nocturno y mohoso de la ciudad.
Allí ven al poeta equivocado,
al pájaro hermoso de la esperanza
que las grises nubes del alba anuncian.
Esta es tal vez la señal,
el aviso de tantas noches circulares.
Pero en la fronda débil
corre leve una brisa que nadie entiende,
brisa de piel estremecida.
No es la brisa que el ala del pájaro trae
sino la estela de mis mandobles
pues al fin mi hogar se ha tendido
en el seno estable de la gente:
el licor de los festejos más puros,
el ángel derribado o pájaro agonizante
tras las grises nubes del alba
terrible ave como flor de carne
que cae a los abismos de mi huella
como si cayera dentro de otra ave
para inventar la forma del canto.
La champaña esta lista,
solo hay que descorcharla.
En silencio,
de un dolor a otro dolor
las delicadas niñas universales
leen las rimas y agreden
en el invierno de sus años felices
a la sombra de las fieras del sexo,
heridas burbujeantes en la flor de champaña,
el motivo, la palabra,
antiguo reino de Dios
cuyas ruinas de laberintos fértiles
subyacen a la ciudad
con sus ríos de arena
donde jóvenes cristos lavan
sus hermosas manos despetaladas.
Son esos ríos sin pausa
aliviaderos de las fraguas;
forjan el ojo de la ciudad y mis cuchillos.
Nadie imagina cuanta belleza recogida
traspasa las diminutas hojas del té
cuando el metal se abre paso,
cuanta belleza en la palabra al decir:
Yo soy el asesino
ustedes no comprenden,
sometidos están al ámbar de su historia.
Yo soy el asesino,
el canto,
la fiebre,
el sueño cristalizado en los espejos.
El asesino,
la patria eterna en las manos de los hombres.
La champaña desbordando su espuma
desde el ojo anochecido y mohoso
sobre las ciudades ilusorias.
Allá abajo,
donde Dios desconoce
los ojos ignorantes solo ven
la niebla del amanecer como una secreta esperanza.


BENDITO ANGEL DE FANGO

A la sombra de los faroles
cualquier cosa que me abra el pecho
será por mí bendecida.
A la sombra de los cristales
cualquier cara a contraluz
será en mi vista para siempre
una herida articulada,
una palabra divina,
una intención de permanecer.
Yo estaré,
yo estaré;
te arrastraré hasta una esquina,
a contraluz
y tus ojos me divertirán al imaginarlos
bolas de billar desorbitadas,
bolas de billar en juego.
Yo estaré mientras sangres;
rogarás y allí estaré.
Toda lágrima que vea en ti
la llamaré bendita:
agua de los ángeles cretinos,
agua en tus fracturas vertida;
sal de los ojos y el sexo florecido.
Yo estaré,
yo estaré;
a la sombra de los faroles esperándote
bendito como un ángel de fango
tras tu sombra yo estaré.


FRENTE AL MAR LOS SOLES PASAN

1
Primer anagrama:
Dime de un mar…
Cuéntame de, al menos una pequeña burbuja de agua
que en su condición de ensanchar la tierra
no tenga en sí mismo la adoración de su propia voz.
Háblame de, al menos un mar que no se nos parezca

2
En la caída cotidiana
mi cuerpo ya no cede.
El viento cosquillea mis heridas;
estúpido viento innecesario que me hace resurgir.

3
¿Qué te traes contra mí, mar de todos los adjetivos
que constantemente te escucho y no dejo de nombrarte?

4
Pez que no soy yo,
pez que vuelve desde todas las formas,
desde la garganta quebrada por la arena.
En este caos
que pase Dios primero

5
Si tiendo una mano hacia el infinito
y la otra contraída hacia mi espalda,
al frente
solo vería mis cinco dedos anhelantes;
sin embargo,
aunque todo falle
la mano que soporta mi espalda no tendrá fractura.
Nunca suelo pensar en ella
pero sé que estará allí, inamovible
tolerando mis quebrados huesos, mis miserias, mi constancia.

6
¿Qué dardo o gota de luna hemos dejado abandonada
para que el mar no nos perdone?

7
Frente al mar los soles pasan
sus castañas alegrías se revisan eternamente desde mi inmóvil vista.
El mar no me ve, eso creo
ya he probado engañarlo
pero no me ve,
solamente descubre hacia mí sus valvas transparentes
sus provocaciones de sal concéntrica.
En mí ojo fijo veo al mar,
sus dilaciones hidratadas y confusas .
Aun le temo;
suelo, como todos, temerle profundamente a la belleza;
suelo, como cualquiera
en su paralítico frenesí odiarla.
Nada puedo contra el mar desde aquí,
donde es intangible aun con mis versos;
sin embargo,
él no me ve y nada contra mí puede.
Veo pasar los soles
y veo el poder, único poder de este punto ciego.
Desde aquí, como un santo temo al mar
y de pie,
con todo el poder de un dios me levanto
y hacia él orino.

8
Segundo anagrama:
Háblame de, al menos un mar que no se nos parezca,
que en su condición de ensanchar la tierra
no tenga en sí mismo la adoración de su propia voz.
Cuéntame de, al menos una pequeña burbuja de agua;
Dime de un mar…

9
Como la enorme y transparente lengua de Dios
el viento en su oblicuo descenso
arranca al mar su piel salina.
Aun así, no creo en él como algo favorable;
pues, tras mi caída final
esa sal vendrá a calar mis lesiones
generando el vértigo, la espiral de las penas,
generando en mí la nueva voluntad de resurgir.

10
Latido seco al borde de la sien.
Látigo, paranoia de los cachorros abandonados en la autopista,
la sangre tibia de las vacas por las paredes de la ciudad;
eso te traes mar:
todas las imágenes y los ecos,
las fugaces serpientes de mi locura.

11
Mar y pez en único y trenzado cordel juegan
creando el caos de las disímiles formas.
Infinitos puntos de soles doblados en este cordel se esconden.
Dios y yo jugamos en las tardes
a imponernos los acertijos del orden;
mas, exhausto, en la noche solamente el vacío se me adelanta
y aunque Dios siempre se marcha primero
vuelve en las noches a susurrarme
los esquivos códigos de la libertad y el olvido.

12
Si pienso en el infinito
mi mano derecha y tendida se desprende de su origen.
Si nombro mi espalda
mi mano izquierda cae abatida, como oscuro canto de pájaro al abismo.
Si cuento mis dedos
la añoranza en su rápido telón se cuaja dentro de mi garganta,
una inexplicable sed de lagarto me trepa
como si presintiera el delgado halo de la luna tras los soles.
Si despierto en la búsqueda, o pienso en ella,
todo el mar frente a mí se corrompe;
entonces, ya nada toleraría mis constancias más calurosas,
todo desde mi cuerpo caería
ofrenda perpetua, indeseada.
Si miro al mar
solamente los soles pasan;
no hay reacción, no sucede nada;
mis huesos seguirán siendo grotescos y salados
pero al menos quedarán intactos.

13
Si ya he dicho que somos las victimas estoy en paz con todo,
es parte de mi naturaleza
no entenderlo y que no me entiendan y que no me importe;
pero, el mar, allí revuelto en su ofensa de cadáveres,
en sus azules trapos de ira
es la más importante víctima.
Todo existe de la nada,
somos por la nada, la culpa es nuestra.
Dardos oscuros de esta ignorancia hemos lanzado al mar y allí florecen.
Somos las víctimas que merecemos ser,
pero víctimas al fin,
ya lo sabíamos
y no nos importa.

14
El mar me ve,
ya no lo dudo;
presiente en su inagotable fuerza de cristales toda la rabia de mi vista.
Cada espejo de la tierra es un fragmento de su ojo,
puedo ver en ellos al pez de la derrota.
No orinaré nunca más hacia el mar;
no por temor a su mirada,
no por temor a su venganza de naufragios.
Yo se que él tomará posesión de la tierra en su temprana era,
lo sé, lo sé;
el mar puede trepar
y mi cascada es un conector probable.
El mar puede desde sus sales invadir mis sales.
Si es esto posible
que Dios orine primero,
que la invasión por él comience;
quiero al menos, después de la muerte
la idea de algo que me acompaña;
pues, de nada serviría huir.
Aquí, en los límites, después que el viento como un llanto se apaga
veo los soles uno por uno en sus caídas,
puedo ver al mar, desde su ojo inverso
tomar posesión del tiempo en nuestras mentes.
Cuando el último sol caiga hacia las entrañas
todos los peces
habremos regresado al caldo original.
Hijos de la muerte en su promesa,
dueños de este fin que somos.
Pez yo, verdadero pez.
Caiga el sol y la sal avance;
nadie estará listo, yo lo aseguro
pero en la sorpresa del final
tendremos al menos
el sabor salado de todos los comienzos posibles.

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